¿Qué son los trastornos de la conducta alimentaria (TCA)?
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son afecciones psicológicas complejas que afectan a cómo la persona se relaciona con la comida y con la percepción de su propio cuerpo. Los TCA incluyen trastornos como la anorexia nerviosa, la bulimia y el trastorno por atracón, y pueden tener un impacto profundo en la salud física y emocional, en ocasiones, como en los casos más graves de anorexia, poniendo en peligro la propia vida.
Causas de los TCA
Los TCA son el resultado de una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales. Las causas pueden incluir:
Factores genéticos: La predisposición genética puede aumentar la susceptibilidad a desarrollar TCA.
Presiones socioculturales: Los estándares de belleza poco realistas y las presiones culturales pueden influir en la aparición de TCA.
Traumas o estrés: Experiencias traumáticas o situaciones estresantes pueden desencadenar o contribuir a los TCA.
Percepción de la imagen corporal: Una imagen distorsionada del propio cuerpo puede desencadenar comportamientos alimentarios desordenados que ignoren las necesidades nutricionales reales.
Diferentes trastornos de la conducta alimentaria
Anorexia nerviosa
La anorexia se caracteriza por la restricción extrema de la ingesta de alimentos, el miedo intenso a aumentar de peso y una percepción distorsionada de la imagen corporal. Las personas con anorexia a menudo se ven a sí mismas como con sobrepeso, incluso si están muy por debajo de su peso saludable, lo que puede llevar a una variedad de problemas de salud graves, incluyendo desequilibrios electrolíticos, daño en distintos órganos y fragilidad ósea.
Bulimia nerviosa
La bulimia nerviosa involucra episodios de consumo excesivo de alimentos (atracones) seguidos de métodos para evitar el aumento de peso, como el vómito autoinducido, el uso excesivo de laxantes o el ejercicio intenso. Las personas con bulimia a menudo experimentan vergüenza y culpa después de los atracones, lo que puede llevar a un ciclo repetitivo de consumo y purga. Esta afección puede tener efectos negativos en la salud gastrointestinal y la mental.
Trastorno por atracón
El trastorno por atracón implica episodios regulares de consumo excesivo de alimentos, durante los cuales las personas sienten una pérdida de control sobre la cantidad de comida que están consumiendo, pero posteriormente no se siguen los métodos de purga asociados con la bulimia. Al igual que con esta, se experimentan sentimientos de culpa, vergüenza y angustia emocional. El aumento de peso suele ser un resultado común, lo que puede llevar a problemas de salud relacionados con la obesidad.
Trastorno de la alimentación selectiva
Este trastorno se caracteriza por una restricción persistente de la ingesta de alimentos debido a aversiones sensoriales a ciertos colores, texturas u olores. A menudo se observa en niños y puede afectar su crecimiento y desarrollo. Puede ser un desafío para los padres y cuidadores, ya que es importante proporcionar una nutrición adecuada sin aumentar el estrés del niño.
Vigorexia
La vigorexia se define como una preocupación obsesiva por tener un cuerpo musculoso y tonificado. Las personas con vigorexia pueden pasar horas en el gimnasio y preocuparse excesivamente por su apariencia física. Esta obsesión puede llevar a comportamientos compulsivos y a problemas de salud como lesiones y desequilibrios nutricionales.
Tratamiento de los TCA
Cada trastorno de la conducta alimentaria es único y requiere un enfoque individualizado. En los casos más graves puede ser necesaria una actuación interdisciplinar que involucre, junto a las sesiones de terapia psicológica, el trabajo de otros profesionales clínicos relacionados con la nutrición y la psiquiatría, para ayudar a quien lo padece a encontrar y mantener una relación saludable con la comida y su cuerpo.
En lo referente a la psicología, las dos corrientes terapéuticas más extendidas para tratar los trastornos de la conducta alimentaria son la terapia cognitivo-conductual (TCC), con la que identificamos patrones de pensamiento negativos y comportamientos disfuncionales para reemplazarlos con pensamientos y hábitos saludables y la terapia de aceptación y compromiso (ACT), que promueve la aceptación de pensamientos y emociones difíciles, fomentando cambios conductuales positivos.