Terapia gestalt

La Terapia Gestalt, desarrollada por el neuropsiquiatra  y psicoanalista alemán Fritz Perls, vió la luz oficialmente en 1952 con la apertura en Nueva York del primer Instituto Gestalt, y se encuadra dentro del enfoque humanista, que es una de las perspectivas teóricas de la psicoterapia actual. En esta línea están incluidas otras corrientes terapeuticas, como la Terapia Centrada en el Cliente de Rogers, la Terapia Transpersonal, la Logoterapia de Victor Frankl, la Psicoterapia Existencial de Yalom o los postulados de Abraham Maslow o Erich Fromm.

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Todas las terapias incluidas dentro de la corriente psicológica humanista coinciden en considerar que cada ser humano es único y, por lo tanto, también será único su proceso terapéutico, que tendrá en cuenta su propia historia, vivencias, creencias, debilidades y fortalezas, para cambiar aquello que es disfuncional en el individuo y potenciar sus aspectos positivos y creativos.

Para la terapia gestalt el individuo es un todo, con sus aspectos cognitivos, emocionales y corporales, no teniendo sentido la división entre la mente y el cuerpo: sentimientos, pensamientos, conductas y fenomenología corporal se entremezclan y nos aportan detalles de lo que está pasando en el momento presente, en el aquí y ahora.

Al aumentar la autoconciencia, al lograr ver la forma en que funcionamos habitualmente, vamos tomando las riendas de nuestra vida y responsabilizándonos de las decisiones que tomamos, de ahí que la terapia gestalt no se centre sólo en los problemas psicológicos y sus síntomas, sino que abogue por un crecimiento personal enfocado al desarrollo de las potencialidades de cada uno.

 La fenomenología corporal es importante porque nuestro cuerpo es el sustrato material donde se asientan nuestras emociones, y por tanto, a lo largo de nuestra vida se va moldeando y expresando cómo somos, sentimos y pensamos.

Se trabaja el darnos cuenta de lo que pensamos y sentimos, algo que pudiera parecer muy obvio, pero que está en la raíz de nuestro malestar.

Otra de las áreas habituales de trabajo en la terapia gestalt es ver cómo y dónde  ponemos límites en nuestras relaciones con los demás: identificando si esos límites son excesivamente rígidos y nos aíslan, impidiéndonos tener un contacto verdadero con el otro o, por el contrario, son demasiado difusos o casi inexistentes y perdemos nuestra identidad confluyendo en los demás, siendo miméticos con cada persona que nos relacionamos.