Para negar algo, nuestro cerebro lo primero que hace es una representación mental de lo que se quiere negar, es decir, trae a un primer plano, poniendo en ese momento en la mirilla de la consciencia, el objeto, concepto o relación que queremos negar.
Por eso, si alguien nos dice que no pensemos en un elefante rosa lo primero que haremos será, automática e inconscientemente, visualizar en nuestra mente un elefante rosa. Es como si la lógica de nuestro cerebro, con su mejor intención, nos estuviera preguntando al tiempo que nos muestra algo: «¿Es esto lo que se supone que tengo que esconder?»
Cuando nuestro personaje se repite una y otra vez, en su intento por calmarse, que NO está nervioso, su mente generara más nerviosismo para saber cómo NO tiene que estar, lo cual, como es lógico, no le ayuda mucho.
La próxima vez, nuestro personaje puede probar a dirigirse a sí mismo mensajes sin negaciones, como «voy a elegir estar tranquilo» o incluso «me siento algo excitado, lo cual es completamente normal en estas circunstancias«.
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