La mayoría de los terapeutas estamos condicionados por la manifestación de lo presente en el cliente, por la interpretación del síntoma que muestra.
A menudo preguntamos “¿qué te pasa?”, pero casi nunca hacemos la pregunta inversa, que es igual o más clarificadora: “¿qué no te está pasando y debería pasarte?”
Como cuando ante la desgraciada muerte inesperada de un conyugue, un hijo, un padre…no hay un atisbo de tristeza sino una expresión dura o como mucho algo ausente.
Cuando contando el relato de la inminente boda soñada, o ese maravilloso trabajo que conseguiste, o la admisión para esa universidad en el extranjero…no se dibuja un solo gesto de felicidad, una sonrisa o un brillo en la mirada y el tono de voz es plano.
Ver qué debería estar y no aparece es también un ejercicio que uno puede practicar reflexionando sobre su propia vida. Y puede que te sorprendan los resultados.
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